miércoles, 24 de noviembre de 2010

A Los pies de Cristo

Reflexión Personal

Una noche fría pero abrigados en el calor de la presencia del Señor.

Para el Señor no hay imposibles, lo que nosotros nos creemos posible para El es algo simple.

La palabra nos dice que una vez los discípulos se adentraron en el lago y que Jesús se quedó en la orilla orando y que a mitad de la noche llegó a ellos caminando sobre el agua; Pedro quiso ir a él, Pedro caminó, dudó y comenzó a hundirse, no porque el Señor no pueda hacerlo caminar, sino porque muchas veces nuestra fe flaquea y se nos olvida el Dios-Padre-Hermano y amigo que tenemos; se nos olvida donde está nuestro tesoro, donde está nuestro corazón. La duda es tan humana, pero el Señor y su poder no lo son.

El Señor nos quiere a sus pies, donde nos sintamos seguros de su presencia, donde él sea nuestro super héroe, donde seamos como niños pequeños, que confiamos y creemos que nuestros padres son invencibles. Nuestro Señor y Padre es invencible y NUNCA nos ha dejado, ni lo hará. Algunas veces cerramos nuestros ojos por temor y tal vez falta de fe en el poderío sobrenatural de nuestro Rey.

Solo estando día y noche a sus pies, con humildad, dispuestos a recibir la corrección dispuestos a aprender, a volver a intentarlo cuando nos hemos equivocado, solo así nuestra fe se irá fortaleciendo, solo a los pies del Señor, tomándonos de su pierna como cuando éramos niños y jugábamos con nuestro padre.


EL Señor es un padre amoroso, a Él le fascina jugar con nosotros, vernos felices, él está al pendiente nuestro y conoce lo que necesitamos.

Abandónate a los pies del Señor porque ese abandono será encontrar tu verdadero hogar.

Honra y gloria sea a nuestro Padre amoroso, él que no escucha, él que quiere clamemos, no que digamos, si no que salga de nuestro corazón, ese es el Dios que nos ama y entregó cada gota de su sangre por ti, ese Dios te quiere en sus brazos. 
           
          Tu Padre te quiere consentir y demostrar todo su amor, solo debes dejarlo actuar, solo debes dejar todo lo que te estorba y sentarte en su regazo y recibir todo lo que él tiene para ti; con un corazón humilde, en su presencia, dejando actuar al Señor, ahí está tu hogar, ese lugar seguro, donde no falta nada y estas completo

A Los pies de Cristo
         
         Cuando invitas a alguien a comer a tu casa, tú te preparas bien, limpias tu casa, preparas una buena comida y lo haces con esmero.
          El Señor te quiere a sus pies, tú necesitas estar a sus pies, Lucas 7: 36-39 nos relata una escena donde Jesús cena en casa de un fariseo y una mujer pecadora se postra a sus pies y llora, y seca sus pies con sus cabellos. La mujer fue tras el Señor, a sus pies, los regó con lágrimas. El fariseo fue quien invitó a Jesús, llegó una mujer pecadora que necesitaba de Cristo, necesitaba estar a sus pies.
          EN Juan 12: 1-8, vemos a María, hermana de Lázaro, postrarse a los pies de Jesús y ungirlo con perfume. La familia de Lázaro también invitó a Jesús a comer, le dieron lo mejor que tenían, su amor. Los fariseos lo invitaron buscando errores en Jesús, por conveniencia, pero María, Marta y Lázaro recibieron a Jesús como lo merecía.
          En oriente cuando le cocinabas algo a alguien, le estabas diciendo que era su amado, su amigo íntimo. Muchas veces invitamos a Jesús y no lo tratamos como se merece, no lo amamos de verdad, dónde está Cristo en tu corazón?
           En el salmo 23:5 vemos al Señor preparando comida para nosotros, pero nosotros también necesitamos invitarlo a él a comer con nosotros, necesitamos esmerarnos en su atención.
            Nuestra vida debe ser a los pies de Cristo, bajar la velocidad y estar con él.
            Volviendo a la imagen de la mujer que secó con su cabellos los pies de Jesús, en esa época el cabello era la honra de la mujer, esta mujer echó abajo su honra y se rindió a los pies del Señor.

Existen varios puntos clave para estar a los pies del Señor

1- 1-Ser amigos de Cristo, invitarlo a comer con nosotros y conocer más de él.
2- 2-Rendirlo todo, humillarnos ante su presencia. Sabes por qué David tenía un corazón conforme al corazón de Dios y Saúl no? Ambos cometieron errores y pecaron, la diferencia está en que a David lo primero que le importó fue no perder la presencia del Espíritu de Dios en él y luego lo que dijeran los demás. A Saúl le importó recibir honra de los hombres. Para David fue más importante darlo todo en la presencia del Señor a pesar de sus pecados, permanecer delante de él, David sabía que sin Dios nada podría.
3- 3-Lanzar la reputación al piso para honrarlo a EL. No avergonzarnos de él, muchas veces nos quedamos callados en nuestros trabajos u hogares, lo negamos. Cuántas veces no nos acercamos al Señor por nuestros pecados? Al Señor no le importa, él nos perdona y echa nuestros pecados en el abismo y se olvida de ellos, para que recordarlos tú, acaso eres más justo que el Señor?
4- 4- Amor. El nos amó, tu entregarías tu vida como Cristo lo hizo? Debemos darla a él, para y por él. Que él sea nuestra pasión.
De manera resumida, las claves son:
1-Amistad-aceptarlo
2- Redención- Reconciliarnos
3-Humillarnos
4-Amor

Saber que estaremos en su presencia, debemos disfrutar estar en su presencia en este mundo para cuando estemos eternamente con él, este es nuestro entrenamiento.

Que el Señor te abrace siempre