Hay que diferenciar, santidad de santo
Santo significa que somos apartados, cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazón, nos volvemos sus hijos, un pueblo apartado.
Galatas 5:22 habla del fruto del Espiritu, segun muchos estudiosos esta es la descripción de la personalidad de Cristo, si nos hacemos llamar cristianos debemos imitarle y buscar su caracter. Vemos dos caras de la misma modena, los frutos de la carne, los frutos del Espíritu, los que debemos procurar.
Si sabemos que Jesus tiene cualidades tan bellas debemos buscar tenerlas nosotros tambíen.
La palabra nos llama a la santidad, a examinarnos a la luz de la palabra día con día, tenemos el llamado a ser diferentes, a dejar una huella que nos distinga, una huella llamada santidad en nuestras vidas.
Cuando estamos en momentos dificiles muchas veces se nos olvida lo que hemos aprendido en la palabra porque no la hemos hecho el tesoro de nuestro corazón.
Cristo amó a su iglesia de igual manera debemos amar a nuestras a familias y a nuestra iglesia. Unidos por amor, sin hacer nada por egoísmo ni vanidad, velando por el bienestar del otro.
Todos los días debemos preguntarnos que haría Cristo, como trataría Cristo esta situación, esta persona.
Si no nos preocupamos por estar delante de Dios no vamos a entender el concepto real de santidad. Si no llevamos ante él nuestras debilidades, si no nos relacionamos con los demás nos será dificil, sino imposible, entender este concepto.
Solo relacionandonos con otros podremos entender el amor perfecto del Señor, ese amor que todo lo perdona, que todo lo soporta.
Pablo, en su santidad, reconocía que no era perfecto, pero su meta era ser como el Señor Jesús (Filipenses 3:13) y cada día se proponía como meta acercarse a su meta, proseguía en su meta; esa fue la huella de Pablo.
Tómate unos minutos para hablar con Dios:
Pidale al Señor que él cresca en ti y que tu orgullo y todo aquello que pone un muro entre tú y él disminuya, entrega todo eso que te pone peso de más, dile al Señor que todo lo que eres se lo entregas a él.
Dile al Señor que toma mi corazón, es tuyo, te lo ofrezco como una ofrenda, que mi vida sea agradable a ti, que día a día pueda reflejar tu luz y dejar la huella de tu santidad en este mundo.
Pidele que su santidad te envuelva y ayude a ser más como él a diario, con tu vida con cada paso y respiro, que en medio de tus tormentas puedas sentir el abrazo de tu padre que ama con cada particula de su ser, con su sublime majestad te ama, con la inmensidad de su gloria te ama y desea que seas como él, desea que confíes en él, que no temas, puedes sentir miedo ante las circunstancias, es parte de tu naturaleza, pero ten siempre la certeza de que tu PAdre que te ama y se hizo hombre de carne y hueso está a tu lado y nunca te va a abandonar.
No importa la prueba por dificil que sea, no importa el problema, la enfermedad, la circunstancia en la que te encuentres, para tu Dios no hay imposibles y si fuera así él haría hasta lo imposible porque tu corazón esté en paz y confiado en él.
Nunca olvides que te ama tanto que dio a su hijo por ti.
Que el Señor te siga abrazando fuertemente.